Una rampa prolongada es una estructura inclinada que se utiliza para facilitar la movilidad de personas con discapacidad o problemas de movilidad. Se trata de una superficie con una pendiente suave que permite el acceso a distintos niveles y espacios, como edificios, aceras o vehículos.
La principal característica de una rampa prolongada es su longitud, ya que está diseñada para cubrir distancias considerables. Esto significa que puede tener varios tramos o secciones, permitiendo así salvar desniveles mayores. De esta manera, las personas con discapacidad pueden acceder a diferentes áreas y realizar desplazamientos de manera autónoma y segura.
La construcción de una rampa prolongada debe cumplir ciertos requisitos de accesibilidad, como una pendiente adecuada, pasamanos laterales y una superficie antideslizante. Estas medidas garantizan la seguridad y comodidad de las personas que la utilizan. Además, es importante que la rampa esté señalizada correctamente, para que sea fácilmente identificable y accesible.
Las rampas prolongadas son indispensables en espacios públicos y privados, ya que permiten el acceso a personas con discapacidad o movilidad reducida. Además, son útiles para familias con carritos de bebé, personas mayores o aquellas que necesiten trasladar objetos pesados. Por lo tanto, su instalación es una medida de inclusión y accesibilidad que beneficia a toda la comunidad.